15.4.11

Aldea Fantasma







Con la salida de algunos habitantes y con la muerte de otros, el pueblo se quedó en un silencio que daba miedo. Pasaba una brisa que hacía con que las ventanas ya sin cristales balanceasen y hiciesen un ruido que quebraba el silencio. 

La vegetación agreste cubría el amontonado de ruinas, con las zarzas no dejando ver la dimensión de las casas. Los caminos hechos en granito antes pisados por los habitantes, los rebaños y el carro de bueyes allí estaban cercados por matojal mezclado con pequeñitas flores silvestres.

La gente que tenía que pasar por allí lo hacía con algún temor  y los niños iban agarrando la falda de sus madres. Decían que había por allí muchas serpientes y al oscurecer el día, los murciélagos volaban de un lado al otro con sus chirridos agudos entrando y saliendo por entre las ruinas.

Los viejitos del pueblo al lado en una distancia de apenas unos 800 metros, al final del día se sientan en los peldaños de sus casas mientras sus mujeres preparan la cena van saludando a este y aquella que pasa regresando de sus huertos y con el borriquito cargado de hierba para hacer las camas de los conejos que las van comiendo durante la noche. Otros pasan cargados y doblados por el peso de las ramas de madroño para poner en los corrales del ganado.

Por allí cerca ya se ve llegando el rebaño de cabras y ovejas con unos pequeñines caminando bajo la panza de sus madres siempre buscando sus tetas y el perro corriendo de un lado al otro estrechando el camino para que sea más fácil su entrada en la finca. Un poco atrasadas tres cabras con mucha dificultad en caminar debido a heridas en las patas y por fin el pastor con un cordero recién nacido al cuello. La madre oveja caminando a su lado con miedo de perder a su cría que apenas  lo había mirado.

Las golondrinas vuelan dando vueltas y más vueltas chirreando no haciendo caso a los otros pajaritos que ya están de regreso a los arboles del pueblo para pasar la noche.

A lo lejos mirando en dirección del sol que se está despidiendo del día se puede ver la aldea fantasma y se tiene la sensación que de alguna chimenea que aun está de pie está saliendo humo como si estuviera alguien cocinando como antes ya la misma hora  llamando para que entren para cenar.

La leche ya está puesta a hervir en una olla de hierro en el fuego con  flor del  cardo para hacer el delicioso queso.
Sentados en la mesa estan los abuelos, el padre, los hijos, la madre sirve la comida y no se sienta nunca con los demás. Regresa a la cocina, pone alguna cosa en la boca y empieza a hacer el queso, apretando los coágulos de la leche en el molde haciendo salir el suero y balanceando la cabeza por el cansancio del día de trabajo. 

Todas las noches es la misma rutina.

Cuando la madre pasa con el queso ya listo en las manos para colocarlo en el  armario para que el queso pueda secar, el padre pide el rosario y de seguida empiezan a rezar.

Terminado el rosario, van a descansar unas horas para empezar todo de nuevo al amanecer.


Flor



6 comentários:

El Drac disse...

Florcita también tengo unas tías que de jóvenes han sido pero unas jaraneras (fiesteras)y ahra que ya están tías (viejas) paran yendo a misa, rezan el rosario, ¡¡cómo cambian los tiempos. Un gran beso

Francesc Puigcarbó disse...

y la aldea fantasma sigue ahí viendo pasar el tiempo. Seguro que no vive nadie? los espíritus tardan mucho en abandonar las aldeas. Mejor no pasarse por allí de noche, por si acaso.

Unknown disse...

Bonito texto.

Abraço.

Maritza disse...

Muy buen texto, Flor...me deja impresionada, tiene muchos matices mágicos.

(Algo aparte: como en otros sitios, me da la impresión que tienes demasiados elementos integrados en tu blog, lo que hace difícil entrar a verlo, se demora mucho en cargar o te envía a lugares raros que hay que eliminar).

Gracias por tus aportes bellos en mi blog.
El texto tuyo es magistral. Me encantó.

Qué buen detalle de la cajita musical para los comentarios...

Abrazos, Flor. Y feliz domingo.

MAJECARMU disse...

Flor,después de ver el bello post de SARAMAGO...Te felicito por este de la Aldea Fantasma,es una maravilla y me trae a la mente muchas costumbres de mi pueblo,cuando era niña y los viejecitos se sentaban en la puerta,viendo pasar los rebaños y los carros de vuelta del campo.
Me encanta esa caja de música,es original y nos devuelve a la infancia.
Gracias por tu visita,amiga.Te dejo mi felicitación por tus bellos posts,profundos y llenos de calidad literaria.
Mi abrazo inmenso y espero que pases una buena Semana Santa.
M.Jesús

JUAN PAN GARCÍA disse...

Un texto maravilloso Flor,en serio, me ha gustado mucho conocer la aldea de tu mano. Un beso